BY CLARA SÁNCHEZ
Del cuello una promesa rota y un recuerdo de Brasil. Oro.
Grabada en las costillas una frase de papá.
Decorando mi alma una sonrisa. Plata.
Belleza y amor propio en primavera.
Cambio, lluvia y turbulencia. Cierro los ojos y trato de calmarla.
Decepción y ausencia. Dependiente intento salir a curarme.
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Conversación: pero por qué esperar peras del olmo si él ya me dijo lo que había.
Siempre espero y me duele, pero me calma saber lo que soy. Y soy mucho porque doy mucho. El que no tiene no puede dar, y esperar siempre decepciona.
También pienso por qué le dedico tanto si soy yo lo más permanente en mi vida. Por eso voy a elegirme.
Constancia y costumbre. Mente y alma. Equilibrio.
Continúo con lo mío. Las flores florecen y yo con ellas. El jardinero no es nadie sin su jardín, pero las flores, independientes ellas, sí se cuidan solas.
Al menos las tengo a ellas, que aunque no se si escuchan me alegran y sonrío.
Y como bien dijo Bécquer “Mientras haya en el mundo primavera
¡Habrá poesía!”
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